agosto 11, 2010

Luciernagas en la ventana

Entre tanta vanidad, los melancólicos suspiros son plasmados en la desgastada pintura de las paredes con minuciosidad, incorpóreos, saturados por la frialdad de quienes transitan por los pasillos, esquivandolos como si de un mendigo se tratara. Se los llevó el tiempo a quien sabe dónde y por qué.
Ahora sin más remedio, la mentira es el mejor escondite, los seres que alguna vez los se hacían a un lado al verlos, fueron reemplazados por paredes de cartón con un techo que se desbarataba con las intensas lluvias en alguna época ubicada entre Marzo y Abril, que hasta el día de hoy carece de nombre, porque la inteligencia de los cientificos ya no está en su apogeo.

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