
Caían muñecas en el exterior, muñecas hechas de trapo, sonrientes, de colores que jamás vio; al tocar el suelo cobraban vida y caminaban erguidas más sonrientes aún. Jugaban entre ellas, sólo se oían risas en el exterior...pero al voltear para observar el interior, sólo se percibían sombras que correteaban de un lado a otro a alguna araña intrusa, osada o tal vez lo suficientemente ingenua como para estar allí. Sólo quiere cobijarse entre los mantos de penumbra, para así observar desde su rincón la ventana cubierta de polvo....donde más allá, entre melodiosas risas juegan las muñecas....
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